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‘Black Mirror’ no es sobre tecnología. Es acerca de nosotros.

Buscando artículos disparadores para el concurso nos encontramos con este artículo, espero que les resulte interesante!

 

Black Mirror es un serie de televisión britanica, creada por Charlie Brooker, que empezó a transmitirse en 2011. Rápidamente, luego de que Netflix comprara los derechos de esta serie aclamada por la crítica, se volvió uno de los contenidos más virales de ciencia ficción en estos tiempos. Inspirado por The Twilight Zone, Brooker describió a Black Mirror como una combinación única de “satira, technología, absurdo y una pizca de sorpresa.”

Sus seguidores han observado que en la serie tiene elementos que van "desde el deleite al malestar" y tiene "partes iguales de maravilla y horror". Black Mirror hace una grandioso trabajo ilustrando los perturbadores detalles de cómo la tecnología da forma a nuestra sociedad. Mientras es algo oscuro y no de simple consumo, Black Mirror es atrapante y nos apela porque nos afecta muy de cerca, insinuando hacia donde quizás estemos yendo.

Black Mirror hace una grandioso trabajo ilustrando los perturbadores detalles de las maneras en las cuales la tecnología da forma a nuestra sociedad.

El lado oscuro de la tecnología

Los avances tecnológicos prometer volver nuestros sueños en realidad, pero Black Mirror muestra vívidamente que esos sueños pueden volverse pesadillas. Tecnología es más neutral que el mal, pero es increíblemente poderosa. Así como el dinero es neutral y poderoso (y el amor a él es, después de todo, “a root of all kinds of evils,” 1 Tim. 6:10), así también es la tecnología. Ambos tienen relación directa con nuestros deseos —buenos o malos— y pueden ser un camino rápido para bendiciones o maldiciones.

Pero Black Mirror no es solo acerca de tecnología. La utiliza como un telón de fondo y un "espejo" para reflejar las realidades de la sociedad actual en un sentido más amplio.

“Cada episodio es un caso diferente, una configuración diferente, incluso una realidad diferente” dijo Brooker. “Pero siempre se trata sobre la forma en la cual vivimos hoy —y la manera en la cual podríamos estar viviendo dentro de los próximos 10 minutos si somos torpes”.

El título Black Mirror es la clave por la cual miramos la serie. Cuando apagamos nuestros dispositivos, sus pantallas de convierten literalmente en espejos negros, en los cuales nos vemos a nosotros mismos. Cuanto más poderosa se vuelve la tecnología, más es el poder que tiene para reflejar quienes somos y que elegimos hacer. Como dijo Brooker, No es un problema tecnológico el que tenemos: Es uno humano.”

Cuanto más poderosa se vuelve la tecnología, más es el poder que tiene para reflejar quienes somos y que elegimos hacer.

El malo de la película no es "la tecnología"; nunca a sido la tecnología. El problema es una cuestión de los humanos, porque es un problema de fallas y errores en las decisiones. La tecnología es simplemente cómplice. El responsable siempre es humano. El lado oscuro de la tecnología en Black Mirror es solo la continuación de la oscuridad que puede estar dentro de nosotros.

Cuentos con advertencias

Black Mirror nos interpela directamente sobre la sociedad moderna, y también sobre el posible futuro próximo de los siguientes “10 minuto”.

La mayoría de los episodios terminan desoladamente: con aislamiento, epifanías deprimentes, separación de familias, esclavitud, prisión, estafas, adulterio, muerte y asesinato (El capítulo de la tercera temporada, “San Junipero” es la única excepción). De alguna manera, Black Mirror es como el Libro de Jueces pero del futuro próximo, con espirales descendentes de errores que provienen menos de fuentes externas que internas. El gran refrán de Jueces—“everyone did what was right in his own eyes” (Judges 17:618:119:121:25)— puede también servir como gran resumen del indiscriminado abrazo de la tecnología de hoy.  Mientras vemos como muchos de nosotros celebramos las últimas innovaciones tecnológicas con una devoción casi religiosa (el último producto de Apple o Tesla, por ejemplo), tal vez deberíamos tener más precaución.

Black Mirror nos recuerda que la tecnología nos revela quienes somos pero también nos cambia. Llevamos estos dispositivos en nuestras manos, pero muchas veces somos nosotros los que estamos siendo llevados y moldeados. Si no tenemos cuidado, la tecnología puede sobreestimularnos, aislarnos, esclavizarnos y separarnos de todo lo que creemos bueno, justo y verdadero, como Dios u otras personas. Puede distraernos del cuidado que le debemos a las personas que están frente a nosotros. Puede deshumanizarnos y crear adicciones y dependencias perjudiciales, como si fuera un ídolo que toma el lugar de nuestro Dios. Puede hacernos olvidar lo que sentimos que es justo, bueno y verdadero.

La tecnología puede deshumanizarnos, crear adicciones y dependencias perjudiciales, como si fuera un ídolo que toma el lugar de nuestro Dios.

Nos gustaría creer que Black Mirror es fantasía lejana, pero cada episodio nos da claridad sobre quienes somos ahora —y en que nos podríamos convertir un día.

Technology Outpacing Theology

El universo distópico en cada capítulo de Black Mirror le da a Brooker la libertad para explorar tópicos difíciles. Pocas personas verían alguna serie centrada en el racismo. Pero si el racismo es presentado “de una manera metafórica, en un mundo casi-ficcional,” entonces hay menos barreras.

Black Mirror trata sobre política, capitalismo, medio sociales, propaganda, guerra, inteligencia artificial. derecho penal, privacidad, realidad virtual, inmortalidad y todo lo que hay en medio de ellos. En cada capítulo, preguntas morales difíciles son trasladadas a los personajes —e inevitablemente a quienes los observamos. La tecnología podría parecer neutral, pero los problemas que surgen no lo son.

Como joven pastor, conozco que tan rápidamente uno puede desactualizarse. As a youth pastor I know how quickly out of touch I can be. The questions my students are asking and facing—often raised by new technologies—are relentless and rapid-fire. But my students are ill-equipped to process these new questions. That’s why we must be careful that technology doesn’t outpace our theology. In a technologically evolving society, we must not blindly consume but wisely wrestle. I am thankful for authors who provide resources to equip Christians to navigate through these moral, spiritual, and technological questions.

In a technologically evolving society, we must not blindly consume but wisely wrestle.

Las preguntas más difíciles son mejor tratadas no individualmente, sino en comunidad. Necesitamos más respuestas para ayudarnos a resolver todo esto. No podemos anticipar cada escenario o prever cada consecuencia negativa que enfrentaremos, pero Black Mirror nos puede dar material para pensar.

Tecnología como ayudante y como horror

La tecnología ha hecho maravillas en el mundo. La rueda y el automóvil nos permitió movernos. La imprenta e internet nos dió educación accesible. Los smartphones y las redes sociales nos dieron herramientas para estar unidos. La tecnología nos ha bendecido para ser más efectivos, eficientes, productivos e influyentes.

Deberíamos continuar utilizando tecnología —computadoras, proyectores, websites, videos, podcasts, redes sociales, apps, y lo que sea que esté por venir— para hacer lo que consideramos correcto. Y mientras la utilizamos, no deberíamos ser ignorantes de sus potenciales horrores.

Black Mirror no es un show para ver de lleno, si eliges hacerlo. Es una serie para digerir lentamente, no solo porque nos muestra acerca de un mundo cercano, sino también por lo que refleja sobre nosotros.

(Traducción adaptada)

Original: https://www.thegospelcoalition.org/article/black-mirror-isnt-just-technology-us/

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